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Sierra de Albarracín

Calomarde

La belleza se funde con el susurro del Barranco de la Hoz

Enclavado entre imponentes riscos y acariciado por las aguas serpenteantes del río, Calomarde se erige como un rincón auténtico, donde la naturaleza y la historia convergen. Sus callejuelas nos conduce hacia maravillas naturales como el Barranco de la Hoz, esculpido en piedra toba, y el Moricacho, una figura natural que despierta asombro en cada mirada. En los alrededores, se despliega en toda su majestuosidad, hogar de buitres y chovas piquirrojas que surcan los cielos. 

Las pozas que salpican el barranco son oasis de vida, habitadas por diversos anfibios que añaden una sinfonía natural al entorno. No lejos de aquí, el cañón del río Blanco despliega su majestuosidad, con dolomías esculpidas en formas caprichosas y monolitos calcáreos que dan vida a este escenario único.

El cañón del Molino, donde el río emerge de la hoya de Calomarde, presenta paredes de caliza que cuentan historias ancestrales a través de sus formas y cavidades.

La renombrada Cascada Batida añade su encanto al paisaje, otorgando a Calomarde un prestigio que trasciende sus fronteras. 

Pero la magia no se limita a los alrededores; en el propio corazón del pueblo, siguiendo la señal de la torre, nos topamos con la iglesia de San Pedro Apóstol. Aquí, dos sillares procedentes de un monumento funerario romano, empotrados en la pared oriental, nos transportan a los confines del tiempo, datando desde fines del siglo I d.C.

A San Gil Abad, patrono del pueblo, le rinde homenaje la ermita que lleva su nombre, mientras que la ermita de San Sebastián completa la expresión religiosa de esta localidad, tejiendo un tapiz arquitectónico impregnado de historia y devoción.

  • Foto de pueblo de la Sierra
    Iglesia de San Pedro Apóstol
  • Foto de pueblo de la Sierra
    Panorámica del pueblo
  • Foto de pueblo de la Sierra
    Puente de las Águilas
  • Foto de pueblo de la Sierra
    Cascada Batida

Rincones rurales de la Sierra de Albarracín

Un viaje por los pueblos que despiertan emociones y conectan con la esencia del campo.

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